marzo 4, 2024

LUIS F. Sánchez

LF.ORG.MX

La seducción del debate político televisivo

Por Luis F. Sánchez
El debate televisivo es una puesta en escena, una representación simbólica de una lucha por el poder entre las diversas fuerzas políticas. Una lucha que se encarna (o personaliza) en los líderes políticos. Las candidaturas representan algo más que meras personas, significan un conjunto de creencias, deseos y aspiraciones asociadas al líder político. En esta puesta en escena, rigurosamente planeada, se puede ver el enfrentamiento entre diferentes formas de percibir una situación política-económica y social en una entidad política.
Afirmar que los electores esperan solamente un intercambio de propuestas, es incorrecto. Quienes se asumen partidarios o simpatizantes de una determinada opción política quieren ver a su líder fuerte, tanto en lo verbal (en sus planteamientos) como en lo visual (en la imagen). Que proyecte seguridad, confianza, capacidad y determinación. Quieren que ‘acabe’ con las otras opciones políticas. Esto no significa necesariamente que sea la mejor propuesta. El debate electoral televisivo busca ante todo persuadir a los electores y reforzar las posturas de los seguidores.
Quienes critican a los candidatos por no ser excepcionales, se equivocan. Les falta considerar que en la realidad, en esta democracia electoral, los candidatos deben que expresarse, prácticamente, en la misma lógica de los spots publicitarios. Siguiendo la lógica de los medios comerciales, y las reglas que los políticos mismos decidieron.
Esto implica que las estrategias discursivas no pueden ser demasiado complejas, el tiempo no da para ello. Además el elector no elige únicamente a partir de cuestiones meramente racionales, sino emocionales. Un buen orador conoce a su auditorio, sabe lo que quiere y sabe cómo decírselo. Lo seduce.